Ópticas Constructivas
Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Millones de fieles de todo el mundo sincronizan intenciones, emociones y, en lo posible, presencia en aquellos lugares en donde se encuentre una imagen de la Virgen de Guadalupe, teniendo como sitio icónico su santuario ubicado en “La Villa” de la ciudad de México.
Se afirma que el culto guadalupano surgió en nuestro país alrededor del año 1531, después de que el indio Juan Diego, hoy canonizado, visitara al Obispo Fray Juan de Zumárraga para informarle de cuatro apariciones de la virgen y de su solicitud para que se le construyera una basílica en el llamado Cerro del Tepeyac.
Como acto contundente, se señala que por instrucciones de la Virgen el hoy santo, Juan Diego, recolecto rosas de castilla que llevó ante el prelado y que al vaciar su tilma se presentó el “milagro” de estar impresa en ella la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Algunos historiadores afirman que la Virgen de Guadalupe representa la continuidad al culto que los pueblos anteriores tenían por Tonantzin, símbolo de las “fuerzas femeninas” de la fertilidad y a la que reconocían como “Madre”.
Su identidad con los mexicanos se dio de inmediato al “aparecer” la venerada imagen, como una bella mujer de aparentes 18 – 20 años, de cabello negro y tez morena, a la que muchos conocen, desde entonces, como la Virgen Morena.
Creyentes y profanos tienen claro que este suceso fue definitivo en la construcción de identidad y unidad entre el Nuevo Mundo y el Viejo, facilitando la coexistencia de dos civilizaciones totalmente diferentes.
Estudiosos de entonces y ahora han buscado otorgar significado a cada uno de los componentes de la imagen. El color azul del manto lo identifican como el color del cielo, en tanto que el verde con
la vida, el tinte rosa en el vestido simboliza el amanecer o una nueva era, el blanco en la ropa de puños y cuellos identifica a la pureza.
La conjunción de estos cuatro colores manifiesta la plenitud, perfección, unidad y armonía de la persona representada
Se pueden contar en él 46 estrellas que se dice corresponden al planeta Júpiter y a luminarias de 12 constelaciones, tal y como se afirma se ubicaban en el solsticio de invierno de 1531.
Los rayos detrás de ella, una característica única de la imagen, se afirma representan al dios sol azteca, a quien la “Guadalupana” eclipsa al aparecer frente a ellos.
La luna debajo de los pies de la Virgen representa al dios lunar azteca de la vida y la fertilidad, algunos van más allá y afirman que esto hace referencia también a que “Metz- xi – co” significa el ombligo de la luna.
Hay quienes afirman que los colores de sus manos parecen ser diferentes, siendo su mano izquierda de un tono ligeramente más oscuro que la derecha. Concluyendo que representa una a la raza mexicana y la otra a la española.
Lleva un cinturón negro que simboliza su embarazo y a la vez, el cabello suelto debajo del manto, signo de virginidad en la cultura azteca.
Su túnica posee nueve arreglos florales, los cuales podrían representar los nueve pueblos peregrinos de Aztlán.
En el cuello y sobre el vestido la Virgen lleva un prendedor, es una especie de cruz que representa la flor solar estilizada, la cual se asemeja a la pintada en las velas de los barcos de los conquistadores, símbolo de una nueva religión
Se dice que en sus pupilas se reflejan tres indios, un obispo anciano, una mujer de piel oscura y un español barbudo. Además de otras cinco figuras, que parecen ser un padre, una madre, un niño y dos abuelos. Todo lo anterior, expuesto por quienes dicen haber utilizado tecnología de punta para su estudio.
La “Nahui Ollin”, también conocida como flor de cuatro pétalos, que adorna la túnica de la Virgen es el máximo símbolo náhuatl y representa la presencia de Dios.
Finalmente se interpreta que la presencia de un ángel, con alas de quetzal, pelícano y guacamaya, une con sus manos la túnica, que representa la tierra, con el manto que simboliza el cielo.
Por supuesto, hay quienes aún describen más símbolos distribuidos centímetro a centímetro del ayate, más allá de todo ello la Virgen de Guadalupe es mucho más que una imagen; es un símbolo de fe, esperanza, culto e identidad cultural que se venera a lo largo de todo el año pero que tiene especial expresión cada día 12 de diciembre.
Se afirma que un porcentaje mayoritario de los mexicanos son fervientes guadalupanos, sin que sexo, edad, posición social o económica, actividad, grado académico e, ideología política les separe, por lo que esta claro que la Virgen de Guadalupe es motivo de unidad, orgullo e identidad.
Con respeto a todas las formas de pensar, comparto este breve extracto relacionado con la también llamada “Patrona de México”, advirtiendo, como siempre que usted tiene la última palabra.