Ópticas Constructivas
Dr. Rogelio Díaz Ortiz
En la cotidianidad del día a día buscamos el encuentro con la
felicidad, el triunfo, inagotables satisfacciones y éxitos.
Vale la pena recordar que, casi todos estos conceptos, tienen un significado personal y por tanto es impreciso querer generalizarlos.
Hoy se ha vuelto una premisa la inmediatez, de casi todo, el hacer desechable cosas, afectos e incluso personas, la infinita cantidad de información que diariamente nos cambia, de un momento a otro, estado de ánimo y expectativas.
Lo que sigue siendo aspiracional es lograr la mayor aceptación posible, identificarnos con quienes logran pódium, posiciones VIP, candidaturas, campeonatos y destacan, aunque sea efímeramente, en alguna tarea.
De un momento a otro, surgen fanáticos, comentaristas y “expertos” de la Fórmula 1, Halterofilia, gimnasia, las competencias ciclistas de elite, el Tiro con Arco, las artes marciales mixtas, el futbol americano o el beisbol, claro sin menosprecio a lo que acontece en la depreciada liga de futbol profesional de nuestro país.
Igual sucede cuando se aproxima la ceremonia del Festival de Cannes, la entrega de los Oscáres y Arieles o cualquier otro reconocimiento al séptimo arte, ya que de inmediato “nos surge” de manera natural emitir, calificar y juzgar una película, sus protagonistas, guion o fotografía.
En estas y otras disciplinas del arte, la cultura, los negocios o el deporte, la clave está en la “identificación” que cada uno realiza de quienes, bajo su óptica, son los triunfadores del momento.
Rápidamente surge de cada “triunfador” biografía y hasta “árbol genealógico”, se “identifica” una larga lista de cualidades y se minimiza, en ese momento, cualquier detalle que eclipse su ejemplo de éxito.
Lamentablemente, algunos de estos nuevos “héroes”, son estrellas fugaces de las que no se vuelve a saber o a las que les “aflora” su condición de “mortales”, perdiendo con ello el atractivo que habían generado inicialmente.
Son pocos quienes se mantienen en el gusto y preferencia de las mayorías, si son sensibles e inteligentes buscarán prepararse y/o asesorarse para que su estancia en la cima se prolongue lo más posible.
Mientras tanto, los “consumidores” estarán ensalzando nuevos nombres de artistas, deportistas, influencer, empresarios o integrantes de reality shows, haciendo de su nombre motivo de conversación y en algunos casos de aspiración personal.
La euforia provocada por el joven ciclista Issac del Toro es un claro ejemplo de lo comentado, durante unos días su participación en la Vuelta de Italia ocupo la atención de propios y extraños. Dada su juventud, deseamos que el segundo lugar obtenido le motive a seguir preparándose para mantenerse entre los pedalistas más importantes del planeta, si no, su nombre se olvidará en muy poco tiempo.
Otro ejemplo contundente, es lo acontecido durante el último semestre con el club de futbol América, de la primera división profesional en México.
Hasta hace muy poco era el rival más temido y comentado, su entrenador candidateado para dirigir la selección de Brasil o de México, sus jugadores comparados con los mejores del planeta, acumulo tres campeonatos consecutivos en la liga mexicana.
Hoy es motivo de critica y burla, sus logros son minimizados, algunos piden la salida del entrenador y exigen total reingeniería a la plantilla del equipo.
Somos una sociedad con memoria “corta”, con exigencia de consumo inmediato y de hacer desechable o sustituible casi todo.
Cuanta razón tenia mi padre al afirmar: “El éxito tiene muchos padres, en tanto que el fracaso es huérfano”