“Ni todo lo bueno, ni todo lo malo es para siempre” Dicho popular

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Ópticas Constructivas

Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Poco a poco nos acercamos al final del periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador y con ello al cierre de un ciclo para de inmediato dar paso a uno nuevo.

Sin duda que la percepción, dimensión del tiempo, se modifica con la edad y con la cantidad de actividades que desarrollamos, con nuestro estado de salud, momento financiero, soledad o compañía.

Si algo aprendimos, durante la pandemia, es que lo urgente se ha eclipsado con lo importante, la velocidad ha cambiado y ahora estamos convocados a darle significado a cada segundo.

No hay duda que cuando expresamos nuestros planes, el Creador suelta una sonora carcajada para recordarnos que solo él tiene el poder de hacerlos realidad o cambiar nuestro rumbo de un momento a otro.

Como buenos latinos tenemos el mal habito de “sufrir” antes de que suceda algo que nos preocupa, sufrimos cuando se presenta e incluso si lo que nos “atormentaba” no acontece.

Es tema recurrente que cada cierre de ciclo surja la nostalgia y se presente resistencia al cambio, aunque algunos presumen su innata o desarrollada capacidad para actuar con premura para actualizar paradigmas, simpatías y lealtades.

Como cada ciclo, han surgido los “futurólogos” que pronostican, en función de sus filias y fobias, eventos y escenarios sin más elementos que la presunción, chismes y rumores que pululan por nuestro entorno.

No hay duda, que el cierre de ciclos suele ser catártico, sobre todo si se presenta sin que intervenga nuestra voluntad.

Significa un llamado a nuestra capacidad de resiliencia para adaptarnos, lo más rápido posible, a nuevos liderazgos, metas, objetivos, escenarios e incluso personas.

Vale la pena decir que el cambio no necesariamente significa catástrofe o duelo, sino una oportunidad para aprender de los errores, mejorar lo que ya es bueno, aspirar a la calidad y hacer de la excelencia una constante en nuestras vidas.

Los fatalistas anuncian escenarios catastrofistas en la economía, seguridad, salud, educación y atención al medio ambiente.

Los que se consideran “ganadores” o seguros participantes del próximo sexenio, afirman que viviremos en el paraíso y que todo mejorará.

Lo cierto de todo ello, es que necesitamos ubicarnos en el aquí y ahora, teniendo gobernantes y gobernados la premisa de que el período electoral ya termino y que ahora necesitamos magnificar coincidencias y trabajar juntos en un ejercicio auténtico de UNIDAD EN LA DIVERSIDAD.

Más allá de siglas, colores e identidades político partidistas, necesitamos esforzarnos para optimizar el uso de nuestros recursos, dando el beneficio de la duda a quienes ahora tomarán decisiones en el país, minimizando la crítica destructiva y evitando descalificaciones a priori.

Decían los viejos sabios que “Nunca hay que hablar mal del camello porque después nadie lo compra”.

Es prioridad pensar, hablar y actuar bien por México ya que las crisis llegan o se viralizan cuando la sociedad se encuentra dividida, desmotivada y presa de todo tipo de rumores.

Por supuesto, no significa renunciar a la capacidad de análisis, critica propositiva o a pensar diferente. Es más, una oportunidad de programarnos y trabajar para que lo mejor suceda, lo que pensamos lo atraemos y aunque nos quejemos, somos coparticipes de la realidad que vivimos.

Quienes concluyen el ciclo serán juzgados por la historia, por todo lo que dijeron, hicieron o dejaron de hacer, pero esto NO se puede evitar, ni nos debe distraer de la urgente necesidad de estar atentos y participar de manera activa en la construcción del México al que aspiramos.

A los que lo hicieron bien, muchas gracias por cumplir con su deber, a los que fallaron les deseamos que el remordimiento y la condena social no los obligue a emigrar a otras latitudes en donde puedan ocultar su riqueza mal habida o la deshonra de su actuar.

Como se hace desde hace muchos siglos, en los lugares en donde existe la monarquía, en nuestro país ya se prepara la consigna de ¡Muerto el rey… viva el nuevo rey!

Deseo de todo corazón que la nueva administración que encabezará, por primera vez una mujer, sea satisfactoria y exitosa.

En ello va el futuro de todos.

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