“Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada, pero que me quiera para todo” Mario Benedetti

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Ópticas Constructivas

Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Difícil sustraerse en el mes de febrero de emitir algún comentario relacionado con la amistad y el amor.

La amistad y el amor ayudan a crear valiosos lazos emocionales, entre las personas, lo que aumenta el sentido de pertenencia, mejora la auto- estima, ayuda a reducir el estrés y la ansiedad favoreciendo la salud mental de las personas.

En estos días, la mercadotecnia se encuentra en todo su apogeo invitando a demostrar el afecto adquiriendo todo tipo de productos para posteriormente obsequiarlos como muestra de ambos sentimientos.

Músicos, poetas, “pensadores” e intelectuales se han inspirado para describirlos de mil maneras, pero sin duda alguna, cada persona tiene su propia percepción, experiencia y definición.

Hoy en día, han cambiado mucho los mecanismos de comunicación y de todo tipo de “contacto físico”, la interpretación entre saludo “amistoso” y acoso es una línea muy delgada que “enrarece” la relación entre compañeros, docentes y alumnos, jefes y subordinados.

Nuevos tiempos, nuevas reglas, nuevos individuos y nuevos valores obligan a quienes vivimos en este siglo a magnificar coincidencias, diluir aparentes diferencias, tener mente abierta y gran capacidad de adaptación, de lo contrario será imposible que surja o se mantenga una amistad y mucho menos un amor.

Son momentos de contrastes, volatilidad, vivir el presente, intentar viajar ligero y con los menos compromisos posibles.

A muchas mujeres les sigue “agradando” que les regalen un ramo de flores, pero otras cuestionan el color y tamaño; otras hablan de

independencia y derechos, pero evitan tocar el tema de “obligaciones” y sano compartimiento.

Algunos ven con buenos ojos el denominado 50 – 50, lo que significa el pago por partes iguales de todo tipo de evento que los relacione, aunque hay quien esto lo ve como poco caballeroso.

Son muchas las definiciones que existen sobre la amistad, pero sin duda se trata de una relación voluntaria de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia. No tiene más obligación que el afecto recíproco y suele durar más que el amor.

La amistad se fortalece con la cotidianidad de las acciones, el respeto por la forma de ser y pensar de uno mismo y por supuesto de la otra persona.

Jorge Luis Borges señala: “Hay que tener cuidado al elegir a los “enemigos” porque uno termina pareciéndose a ellos

Por supuesto, a la amistad hay que darle “mantenimiento” ya que no se da por decreto y permanece, requiere de aprender a llevarse bien… lo cual no significa estar siempre de acuerdo, sino construir una relación afectiva cuyas bases sean respeto, lealtad, tolerancia, confianza y voluntad.

Richard Bach afirma que: “las almas que se aman no tienen olvido, no tienen ausencia, no tienen adiós”.

Quizá por ello, cuando los que amamos parten rumbo al firmamento, dejan de vivir con nosotros, pero se instalan por siempre en nuestra conciencia y corazón.

Un amigo siempre está cuando los demás ya se han ido, no permite se lastime a su “amigo” en presencia, ni tampoco en su ausencia. Entiende perfectamente que, si no piensan igual, es porque son personas diferentes.

La amistad suele ser selectiva, se mide por la calidad más que por cantidad.

Los amigos verdaderos son aquellos que nos hablan con la verdad y no con lo que “deseamos” escuchar, señalan nuestros errores, pero nos disculpan sin condición alguna, no compiten con nosotros

sino nos complementan, ven el perdón desde el corazón y no desde la razón.

Son de ese tipo de seres que comprenden la fragilidad y brevedad de la existencia, no odian ni juzgan, pudiendo pelear prefieren amar a costa de lo que sea.

Leí, coincidiendo con la aseveración, “El amor es una construcción inteligente de dos personas sabias, que deciden ser amigos, compañeros, cómplices y buenos amantes. Qué a pesar de los problemas, que jamás faltan, se eligen cada mañana para seguir caminando juntos por la vida”.

Suelo ser extremadamente selectivo con mis afectos por lo que

NO es prolífico el número de mis amigos.

Cada uno de los que tengo es un tesoro que agradezco al creador, su compañía, afecto y complicidad en este plano existencial ha sido, es y será muy importante, hasta el último respiro.

Por lo anterior, agradezco a quienes a lo largo de mi existencia me han brindado amor y amistad.

Desde el fondo del corazón y la luz de la inteligencia, deseo a quienes leen o escuchan las “Ópticas Constructivas” un extraordinario “Día de San Valentín”.

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