Ópticas Constructivas
Dr. Rogelio Díaz Ortiz
“Los niños son como las estrellas, nunca suficientes” Madre Teresa de Calcuta
Con los festejos dedicados a homenajear a los niños concluyo el cuarto mes del 2024, dando paso al mes que siempre me ha gustado describir como: “Mayo, mes de Morelia”
Honrar la infancia significa reconocer una de las etapas mas bellas del ciclo de la vida humana, representa la etapa de los sueños, espontaneidad, alegría sin par, inocencia y confianza. Son los niños y las niñas uno de los activos más importantes de una nación, son recipiendarios de nuestra confianza en el futuro.
Para los adultos el “Día del niño” significa la oportunidad de recordar instantes, momentos y experiencias al lado de nuestros primeros amigos y maestros, la calidez y amor de nuestros padres, las inocentes travesuras, la ilusión de los reyes magos y el encuentro con nuestro ángel de la guarda, la magia de la imaginación y el valor de una sonrisa.
Antoine de Saint-Exupéry nos recuerda que “Todos los mayores han sido primero niños, pero pocos lo recuerdan”.
Con el transcurrir del tiempo, “nuestro niño” interior se repliega y esconde, se diluye nuestra capacidad de asombro y el deseo de preguntar todo para aprender un poco, como señalaba Walt Disney, pareciera que envejecer es una obligación y que crecer es opcional.
De ahí que deambulan por las calles muchos jóvenes viejos y uno que otro viejo – joven, en clara alusión a que la edad se instala en la mente de las personas y no necesariamente corresponde a una etapa cronológica.
Afirma Patrick Rothfuss que el día en que empezamos a preocuparnos por nuestro futuro es el día que dejamos atrás nuestra infancia.
Los adultos tenemos la obligación y responsabilidad de enseñar a los niños lo que es el amor, la libertad y la verdad, que todo derecho viene acompañado de una obligación, que el cielo es el límite de sus aspiraciones. Anthony Robbins afirma que “jamás es demasiado tarde para disfrutar de una infancia feliz”
Es fundamental que tengamos presente que los niños aprenden del ejemplo, por lo que es necesario que seamos responsables en lo que decimos, pensamos y finalmente hacemos ya que será replicado sin pensar por ellos.
Debemos intentar siempre, que el niño que fuimos nunca se avergüence del adulto que es.
Con, sin y a pesar de los adultos, los infantes poseen el súper poder de convertir el caos en diversión.
Pablo Neruda nos legó como reflexión “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”.
Con total claridad enfatizamos que todos los niños poseen, al menos los siguientes derechos: a la identidad; a la prioridad; a la vida, la supervivencia y al desarrollo; a vivir en familia; a la igualdad sustantiva; a NO ser discriminado; a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral; a una vida libre de violencia y a la integridad personal; a la protección de la salud y a la seguridad social; a la Educación; al descanso y esparcimiento; a la libertad de expresión y acceso a la información; a la participación; la seguridad jurídica y al debido proceso; acceso a las tecnologías de la información y comunicación.
Ojalá el gobierno y las familias reflexionemos sobre cuanto estamos cumpliendo con estos derechos ya que a mi parecer mucho les debemos a los niños y niñas de México.
Candidatos y candidatas a los cientos de puestos de representación popular, tienen la oportunidad de incluir en su proyecto de gobierno y actividades prioritarias, el cuidado de la infancia de México, ojalá no prometan lo que no están dispuestos a cumplir, en ello se juegan su lugar en la historia y en la construcción del México del futuro inmediato.
Dedico esta sencilla colaboración periodística a TODOS los niños que habitan nuestro planeta, a los pequeños y grandes, a mis contemporáneos, a los de ayer… hoy y siempre… a mis hijos y de manera especial, a mi amado nieto PATRICIO.
