“La vida inicia donde termina el miedo” Osho

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Ópticas Constructivas

Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Habitualmente, nos cuesta trabajo entender que la vida se encuentra hecha de breves instantes que integran los días, meses y años que permanecemos en este plano físico.

Para nadie resulta un secreto que la dimensión del tiempo se modifica con la edad y con la cantidad de actividades que desarrollamos.

Gabriel García Márquez nos compartió: “Lo importante es aprovechar el momento y aprender su duración, pues la vida está en los ojos de quien saber ver”.

Cada cultura, familia, religión y persona tienen un concepto personal del significado de la vida por lo que es conveniente tener siempre la mente abierta para “intentar” entender visiones encontradas y hasta polémicas pero que son verdad para quien las emite.

Es “normal” que existan diferentes formas de pensar, sentir y actuar ya que existen factores, como el entorno, educación, posición económica y valores que son muy “personales” e influyen en el comportamiento de las personas y de la propia sociedad.

El creador nos invita todas las mañanas a renacer, nos brinda una nueva oportunidad para “entender” que hemos llegado a este plano físico para aprender y ser felices, bajo nuestro propio concepto y libre albedrio, pero bajo los mecanismos universales que nos provee con generosidad y a los cuales negamos por miopía e ignorancia.

Casi podría asegurar que cuando expresamos nuestros planes, el Creador suelta una sonora carcajada para recordarnos que solo él tiene el poder de hacerlos realidad o cambiar nuestro rumbo de un momento a otro.

Es recurrente la “costumbre” de angustiarse por el pasado que ya ha transcurrido, lamentable estresarse por el futuro que aún no ha

llegado y de manera paradójica es vital reconocer y aprovechar el hoy, el momento e instante viviéndolo con intensidad y lo mejor posible.

Justo en la etapa de vida en la que me encuentro, estoy convencido que mientras transitamos con rumbo a nuestro destino final, debemos disfrutar de la salud, los afectos, las oportunidades, la familia y por supuesto de la belleza del camino.

Con soberbia, creemos que siempre tendremos tiempo para decir o hacer lo necesario para que nuestra conciencia se encuentre en paz. Pensamos que la gente que amamos siempre esta y estará para el momento que nosotros tengamos tiempo.

Desperdiciamos momentos y oportunidades de satisfacción al atender asuntos irrelevantes que “diluyen” nuestro entusiasmo, consumen energía, atención y tiempo que jamás recuperaremos.

Postergamos una disculpa, un ¡te quiero!, una llamada, el encuentro con nuestros afectos, rehuimos tomar decisiones, la cita con el dentista o el médico, evitamos visitar los panteones y pensamos que estaremos mañana para atender todo lo pendiente.

Hoy en día, es para mí fundamental aprender a identificar y practicar acciones de diferenciación entre lo urgente y lo importante.

Subir escalón por escalón, sin prisa, resolviendo reto por reto sin extralimitarme, ya que la edad me ha “enseñado” a ser prudente, cuidadoso y consciente de mis limitaciones.

Me he propuesto olvidarme de títulos y galardones para enfocarme a atender de manera cariñosa, respetuosa y proactiva a todo aquello que me brinde la oportunidad de ser útil, privilegiando el tiempo con mi familia, atendiendo de manera comedida y expedita a mis amigos, comprometiéndome conmigo mismo a seguir probando diferentes caminos y formas para encontrar o mantener la felicidad personal y de quienes me rodean.

Estimado escucha y/o lector “Toda la vida es ahora ¡!mañana puede ser demasiado tarde!!”

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Revista Rosalva
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