Culturarias

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CULTURALÍAS
Por Eduardo Aguirre

El día lunes 11 de septiembre se estarán cumpliendo 50 años del artero Golpe Militar Fascista de Estado en Chile, que derrocó al Gobierno legítimamente democrático y constitucional del Presidente Salvador Allende.
Fueron mil días del gobierno de la Unidad Popular, transcurridos entre una serie de constantes sabotajes de las oligarquías nacionales y trasnacionales, constantes
asedios y atentados de la derecha y ultraderecha, huelgas empresariales del transporte y acaparamiento de víveres.
El convencimiento en el gran ideal de las transformaciones revolucionarias del pueblo chileno, la organización de las masas trabajadoras, y un fuerte y estrecho lazo de las izquierdas con el Presidente Allende, iban sacando adelante el proyecto de la Unidad Popular con recio apoyo de grandes sectores de la población.
En lo referente al arte y la cultura, nunca antes en la historia de Chile se había vivido una explosión de tan intensas actividades: eventos musicales, recitales literarios, conciertos, obras teatrales, exposiciones artísticas en museos, plazas y calles. El Estadio Nacional de Santiago era marco excepcional para presentaciones de grandes artistas como Víctor Jara, quien fuera más tarde asesinado por el gorilato pinochetista durante los días posteriores al Golpe, en que el felonato, convirtió al Estadio Nacional en un campo de concentración y exterminio.
Me ha conmovido un reciente video del grupo “Inti Illimani” titulado ‘ El País que Soñamos’, grabado en el escenario del Estadio Nacional medio siglo después de aquel 11 de septiembre de 1973 en que las hordas de la aviación fascista bombardeaban salvaje y brutalmente al Palacio de la Moneda. Recinto desde donde dirigió sus últimas palabras el Presidente Salvador Allende, fustigando la moral reaccionaria de los traidores y condenándolos al peso histórico que caería sobre sus hombros la vergonzosa afrenta del momento.
Es el preciso y valioso instante de las palabras de Allende, que Inti Illimani rescata para la memoria en un hermoso canto como plegaria en el Estadio Nacional, inmueble que ha quedado como mudo testigo de las atrocidades felonas que cometieron los esbirros del fascismo: vejaciones humanas, torturas, ejecuciones extrajudiciales, y muchas otras terribles cosas innombrables. Los vellacos de la nueva instauración dictatorial se habrían propuesto aniquilar de facto el espíritu de la Unidad Popular que transformaba el destino de Chile, pero lo único que lograron es prender una resistencia inclaudicable por décadas en el corazón del pueblo. Resistencia que a la postre mantuvo al felón fascista Augusto Pinochet bajo una artillería constante de demandas jurídicas por crímenes de lesa humanidad, situación que lo mantuvo, hasta los días de su enfermedad y vejez, en arrestos domiciliarios y salidas a tribunales, donde aún no terminaba de concluír una demanda cuando ya estaba otra en su carpeta judicial.
Contrastante, la inmortal figura de Salvador Allende como una eterna estela de lealtad a los principios y las causas, murió combatiendo con el fusil en los brazos defendiendo la constitucionalidad y el cargo que los chilenos le otorgaran en mayoría representativa.
Se cumplen 50 años de felonía fascista sucedida en Chile, aquel funesto septiembre de 1973. Solamente nuestro país y Cuba rompieron relaciones diplomáticas con los traidores gorilas en aquel tiempo latinoamericano.
Hoy aún resuenan las voces de las marchas en las calles y grandes alamedas, por donde anunciara Allende que transitaría el hombre libre: ¡Crear! ¡Crear! ¡Poder Popular!
¡Crear! ¡Crear! ¡Poder Popular!

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