CULTURALÍAS

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CULTURALÍAS
Por Eduardo Aguirre

Con su carga de imágenes experimentales, guiones de una ciudad interpretada, visiones urbanas desde el soliloquio de un pensamiento que busca respuestas indescifrables, camina el cineasta Raúl Caleb “acallesido” en Morelia.
Va dejando huellas de su paso como una cinta cinematográfica en las plazas y jardines del centro histórico, firmando con la estela de humo del cigarro como único acompañante de su soledad.
Caleb, es autor del cortometraje “Yugo”, un profundo filme compacto que pone a reflexionar un rato a pesar de su breve duración.
En una ciudad emblemática para el cine mundial, Raúl Caleb demuestra que no lo es tanto por el nulo apoyo a sus talentos. Ya que limitado de recursos, busca, prácticamente a suela gastada, lugares en dónde exhibir su corto a mera cooperación voluntaria. Es así que el joven cineasta sobrevive y da a conocer su trabajo cinematográfico en la ciudad sede del Festival Internacional de Cine de Morelia. Que, por un lado, presume de junior esnobismo y comerciante lucro en sus ediciones, y, por otro, de falta de interés para promover y asistir a los talentos locales.
He visto a Raúl Caleb buscar el plato y la bebida del día luego de transitar varias horas por las calles de la ciudad. El amigo cineasta encuentra el apoyo de artistas músicos para brindarle cobijo, en tanto, encuentra la manera de salir adelante.
Raúl Caleb, un director de cine que anda a paso plano en el centro de Morelia, para pedir lugares donde poder exhibir su cortometraje, siendo pionero en el estilo y poner el dedo en la llaga del corazón del Festival Internacional de Cine. Que gusta mucho de ser elitista y poco amable con la condición del artista necesitado.
El cortometraje de Caleb resulta mucho mejor obra que varias de las que he visto en el FICM. Por esta razón ha llamado mi atención y certeza de que el director en ciernes tiene mucho futuro.
Como suele pasar, no está excento de las penurias en un país agobiado por el impresionante y desmedido pecado del criminal vicio de la acumulación de dinero en todas sus modalidades: robo, asalto, extorsión, secuestro, etc. Ya sea político, social, burocrático, privado, sindical, etc.
El artista sufrido en otra región (México) marcada por las señales del anticristo del Apocalipsis. Donde, ciertamente, como lo dijera George Orwell en su gran novela “1984”, el arte y la razón serán perseguidos.
En el país de la música de corridos tumbados, generadora de violencia subliminal, Yugo es un respiro reflexivo ante los tiempos. Una cinta mejor aún por su brevedad e imágenes que, filmada en locaciones de Morelia, y un episodio de costa, no deja de sorprendernos por su calidad estética y estructura guionista.
Las necesidades presentes han orillado a Raúl Caleb poner a venta los derechos de autor de su obra “Yugo”. La cual puede buscarse en YouTube.
Sin embargo, Caleb de Morelia, cineasta en potencia, es uno de nuestros mejores creativos, y, algún día, porqué no, estar presente en las galas del Óscar.
Sólo necesita que los del FICM lo consideren antes de mirar y mirar, y mirar, la fría belleza infernal del dinero.
Raúl Caleb, joven cineasta en las calles, plazas y jardines; pero eso sí, muy bien vestido, de camisa y formal pantalón y zapatos, el muchacho, dándose a respetar como los mejores a pesar de su condición económica. Cigarrillo en mano atisba con sus ojos de dirección artística cada escenario, me consta porque lo miro crear en su ser y palabras.
Raúl Caleb, director de cine de nuestro tiempo.

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