Sin paz no hay nada

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Ópticas Constructivas

Dr. Rogelio Díaz Ortiz

En unos días más se festejará el “Día internacional de la Paz” por lo que se preparan discursos y ceremonias en las que algunos acudirán vestidos de color blanco, otros más llevarán consigo a la Bandera de la Paz, unos cuantos estarán presentes solo por cumplir un compromiso y no pocos presentes lo harán sin saber porque se encuentran ahí.

Por los cuatro puntos cardinales del planeta se escuchan los ruegos al creador y la exigencia a las autoridades gubernamentales para que la seguridad vuelva a ser cotidiana y no excepción, para que la paz deje de ser buena intención y se trasforme en contundente acción.

Prácticamente todos los días nos vemos inmersos en escenarios de violencia y hostilidad por lo que de manera “inconsciente” hemos agregado a nuestra cotidianidad noticias, hechos, ficciones cinematográficas y televisivas, así como cruda y “natural” su expresión en redes sociales, además de la “convivencia” con pensamientos, palabras y acciones relacionadas con este ejercicio que desune y daña a la sociedad. 

Casi sin sentirlo, nos hemos habituado a comunicarnos a gritos, con palabras malsonantes o con señas que retan cualquier tranquilidad y que aleja cualquier posibilidad de entendimiento.

Cuanta razón tenían nuestros abuelos al afirmar que “mientras más queremos”, más suave y tenue es nuestra voz, más es nuestra cercanía física y emocional”

Hoy con extrema facilidad incrementamos el tono y el volumen de nuestra voz, causando con ello “distancia” y replica que impiden se establezca la necesaria comunicación “efectiva” con nuestros semejantes, incluso con quienes afirmamos son nuestros seres queridos.

Hoy son muchos los pretextos para que seamos proclives a restar o dividir en vez de sumar y multiplicar.

México se ha segmentado en “fifís”, neoliberales, conservadores, chairos, seguidores y antagonistas de caudillos, privando más la emoción que la razón, provocando odios y enconos, incluso entre familiares.

Sinceramente no se si lo anterior, ha surgido de manera espontanea o es sutil consecuencia de aquel que aplica el viejo concepto de “divide y vencerás”.

Lo cierto, es que ha encontrado terreno fértil en un tejido social lastimado, sensible y resentido, generándose un clima de incertidumbre, apatía, intolerancia y hostilidad que daña, hasta las entrañas, al país y al planeta mismo.

Durante las ultimas dos semanas nos hemos enterado, cada vez con mayor indiferencia, que el Estado de Sinaloa vive en zozobra constante ante el enfrentamiento de grupos delincuenciales a los que las autoridades no han podido controlar.

Hace unos, días se canceló la realización, en alrededor de cincuenta ciudades del país, de la ceremonia del grito y del tradicional desfile por no contar con las condiciones de seguridad y paz necesarios para realizar el festejo sin tener que alimentar la página roja.

Este dañino sentimiento no es exclusivo de nuestro país, en otras latitudes se escuchan los tambores de guerra y aún entre los “mas civilizados” se cuentan atentados contra inmigrantes e incluso aspirantes a la Casa Blanca.

Hoy en todo el mundo urgen ejercicios auténticos de unidad, identificación de coincidencias y dilución de todo aquello que nos aleja y confronta.

Por supuesto que no basta con desearlo, es necesario despojarse de intereses personales, protagonismos estériles y la “contaminación” que pueda darse al involucrar siglas, colores e ideologías sin reglas estrictas, claras y transparentes de convivencia, inclusión, tolerancia y respeto.

Habrá de utilizarse con sabiduría el efecto inmediato y exponencial que poseen las redes sociales. Sin duda alguna que la era digital con todas sus variantes, puede ser una extraordinaria herramienta para que todos intentemos usarlas para unir, magnificar todo cuanto nos une como sociedad y alejar de ellas todo aquello que magnifica la parte oscura del hombre.

Por lo pronto, hagamos acopio de amor por México y “construyamos” escenarios de paz, el camino más seguro para ello será con el sano entendimiento de que en la diferencia puede haber unidad, de la permanencia del dialogo como estratégica medida para encontrar soluciones, para diluir la intolerancia y el ejercicio del poder por el poder.

No olvidemos que la PAZ es un bien indispensable para tener presente y visualizar el futuro con esperanza, es una herramienta vital para enfrentar las amenazas que podemos ver con claridad e incluso aquellas que ocultas acechan a la sociedad.

Debemos tener certeza que, si deseamos tener un presente sano y un futuro con esperanza, la paz es el camino.

Celebremos el Día Internacional de la paz, con el compromiso personal de hacer auténtico nuestro sentimiento de identidad con quienes nos rodean, juntos somos más fuertes, unidos podremos construir el país y el planeta en el que aspiramos vivir, legando a nuestros descendientes la oportunidad de subsistir con calidad, calidez y la paz que soñamos.

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