Ópticas Constructivas
Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Hoy en día uno de los retos más recurrentes que enfrenta la sociedad de todo el mundo es el establecimiento de efectiva comunicación, lo mismo con la familia que con los amigos, en el ámbito laboral y en la cotidiana convivencia con los demás.
Con facilidad se utilizan adjetivos calificativos, se esparcen rumores, incrementamos el tono y el volumen de nuestra voz causando con ello “distancia” y replica que impiden se establezca la necesaria comunicación “efectiva” con nuestros semejantes, incluso con quienes afirmamos son nuestros seres queridos.
Se privilegian aparentes diferencias y al menor pretexto aparecen confrontación, reclamamos, insultos, amenazas y en no pocas ocasiones, este “tormentoso” escenario se ve enriquecido con agresión física que puede culminar en la muerte de alguno de los participantes.
El país se ha fragmentado en “fifís”, neoliberales, conservadores, chairos, seguidores y antagonistas de AMLO, valiéndose, en muchos de los casos, de campañas de descalificación, rumores y enfrentamiento, lo mismo en las redes sociales que en la Cámara de Diputados e incluso el propio Senado de la República, dañando con ello al “sensible” tejido social, generando incertidumbre y un ambiente hostil que trasciende a la cotidianidad nacional.
Hoy que las campañas políticas se encuentran en su apogeo se ha hecho cotidiano escuchar la descalificación del rival, se esparcen dudas respecto a honorabilidad, corrupción, trayectoria, lazos familiares y supuestos “amigos incomodos”.
Existe una “revoltura” de ideologías que confunden al electorado al ver juntos a quienes antes eran declarados adversarios, se observaque, sin pudor ni pena, algunos transitan por su tercero o cuarto partido político con tal de mantenerse en alguna posición gubernamental.
Es cotidiano escuchar a los candidatos enumerar planes, programas y soluciones mágicas para desterrar la corrupción, acabar con la inseguridad y la pobreza, crear miles de empleos, dotarnos de servicios públicos de primera, generar becas, crear escuelas, construir carreteras, hospitales e incluso disminuir los impuestos.
Todo ello son atractivo discurso y buenas intenciones, ojalá que una vez que sean gobierno sepan honrar sus promesas y, al menos, hagan el intento de cumplir con todo lo que hoy nos ofrecen.
La intromisión a la sede diplomática de nuestro país en Ecuador ha provocado que propios y extraños manifiesten su identidad con México y su solidaridad con el gobierno, aunque esto NO significa que se esperen actos de violencia en contra de los agresores.
Se debe actuar con firmeza, estrategia y sensibilidad para que el conflicto se solucione conforme a los lineamientos del Derecho Internacional, evitando “personalizar” o estigmatizar a toda una nación.
El primer debate en el que participaron los tres aspirantes a la presidencia de la república no cambio las tendencias ni las preferencias, se enumero una larga lista de cuestionamientos y acusaciones que no tuvieron una respuesta veraz ni satisfactoria.
Se anunciaron algunos proyectos, varios de ellos necesarios para el desarrollo del país, pero se les olvido a los candidatos señalar como y de donde piensan contar con los recursos económicos necesarios para hacerlos realidad.
No olvidemos que el gobierno NO genera riqueza, “solo” administra los recursos públicos, por lo que tiene la obligación de hacer un ejercicio profesional y responsable de jerarquías y necesidades para optimizar el uso y aplicación de los recursos humanos y materiales a su disposición.
Se critica del Debate: método, tiempo, formato, conducción y espacio por lo que muchas voces han profetizado que de NO realizarse “ajustes”, la audiencia e interés disminuirá perdiéndose con ello una valiosa oportunidad para conocer el modelo de país que concibe cada uno de los candidatos.
Mas allá de preferencias, siglas, colores y caudillos requerimos que, a la brevedad posible, se establezcan acuerdos, magnifiquen coincidencias y construyamos JUNTOS la paz que merecemos y requerimos para el presente y futuro del país.
Unidad en la diversidad es una premisa que permite la inclusión y participación de todos, convoca al respeto y la tolerancia, reta la inteligencia e invita al dialogo y la concertación.
México vale más que una campaña política, trasciende candidatos y partidos, NO es propiedad de una individualidad ni de una sola forma de pensar, obliga a la convivencia con respeto y responsabilidad, requiere de altura de miras, humildad para saber trabajar en equipo y genuino amor por la patria.
Todo ello será posible si lo hacemos en un escenario de paz, para lo cual NO podemos dejar esta necesidad al libre arbitrio y voluntad del gobierno.
Porque nos merecemos vivir en paz, ¡construyámosla juntos!